martes, 2 de diciembre de 2008

Nanotecnología: buscar la ciencia en lo pequeño



“Raro será el aparato que no contenga en un futuro algún elemento nano”, afirma Antonio García-Martín, científico especialista en modelos teóricos de sistemas ópticos. Sí, suena a chino. ¿Qué es un nano? ¿Qué es la nanociencia? ¿Y la nanotecnología? Los científicos afirman que existe un gran futuro en estos ámbitos de investigación; pero, ¿se conoce el significado de todo esto?

La nanociencia es un área científica que se ocupa del estudio de los materiales de muy pequeñas dimensiones. En los años 80, la aparición de la Microscopía Túnel de Barrido (STM) o de Fuerza Atómica (AFM) hizo posible observar los materiales a escala atómica y, después, manipular átomos individuales. Así nació esta nueva disciplina a la que hoy se augura un futuro muy prometedor.

Esa dimensión tan pequeña de la que se habla es el nano, que es la milmillonésima parte de un metro. Un átomo es la quinta parte de esa medida, cinco átomos puestos en línea suman un nanómetro. Es decir, la nanociencia es aquella que se ocupa del estudio de las propiedades de los objetos cuyo tamaño oscila entre cientos y décimas de nanómetros. Mientras, la nanotecnología se ocupa de la aplicación práctica de todas esas propiedades.

La siguiente cuestión es qué es lo que esconde algo tan diminuto como un nano para que su estudio sea tan determinante. Emilio Menéndez Pérez, premio Príncipe de Asturias 1998 de Investigación, explica, “importa estudiar esas dimensiones tan pequeñas ya que los materiales se comportan de una manera muy distinta de la habitual”.

Menéndez propone un ejemplo: el oro. El material dorado, que es muy estable y no reacciona con nada, es, sin embargo, muy reactivo a escala nanométrica. ¿La aplicación práctica? “Se puede usar para activar las reacciones químicas y como catalizador, para sustituir por ejemplo al platino

La medicina, la informática y el deporte son algunas de las disciplinas donde los especialistas creen que la nanociencia tiene mucho que aportar. Hablan de nanopartículas que llegan a zonas minúsculas del cuerpo humano, ordenadores de gran velocidad que concluyen complejos cálculos matemáticos y pelotas que controlan automáticamente la dirección de lanzamiento. No es algo abstracto, no es ficción, la nanociencia ya se está poniendo en marcha.

El campo de estudio es amplísimo. En el imaginario colectivo, se relaciona la nanotecnología con la informática. No todo es lo que parece. La compañía que tiene más patentes en nanotecnología es Loreal, la popular empresa de cosméticos, que cuenta con cerca del doble de patentes que IBM, el gran gigante informático. Y es que ya existen productos de belleza y algunas cremas de sol que tienen, por ejemplo, algunas partículas de óxido de titanio para apantallar la luz ultravioleta.


Hay quien afirma que la nanotecnología será, antes de 2020, el motor de la próxima revolución industrial. Nuestra vida mejorará, de aquí a no más de una década, gracias a esta nueva disciplina. La Fundación OPTI (Observatorio de Prospectiva Tecnológica Industrial), que trabaja bajo la protección del Ministerio de Industria, apunta que la nanotecnología será crucial en campos como el transporte, la medicina o el medio ambiente.

El estudio anuncia para 2015 que la nanociencia permitirá reducir el peso de automóviles y aviones en un 30%. En la energía y el medio ambiente, los nanomateriales son claves para la implementación de las pilas de combustible y en el control de la captura y liberación de hidrógeno. Por su lado, la nanobiotecnología permitirá detectar patologías como el cáncer y enfermedades cardiovasculares o neurológicas en su estado más inicial. También regulará la toma de medicamentos mediante la administración continuada e inteligente de las dosis.

El premio Príncipe de Asturias, Emilio Menéndez, señala en este sentido que ya que esta nueva ciencia abarca muchas áreas son múltiples los retos que tiene a medio plazo. Eso sí, es necesario un mayor impulso financiero que garantice el futuro de importantes investigaciones que ya están en marcha. Además, los científicos aseguran que es crucial que la mayoría de la población conozca el potencial de este nuevo campo científico. El estudioso francés Robert Baptist defiende que “la ciencia debe ser atractiva”. Y asegura que si se conoce más, también aumenta el nivel de vida.
La nanociencia tiene mucho que aportar, pero no debemos ser impacientes. "La ciencia es como un arte", señala el profesor norteamericano Ivan K. Schuller y destaca, "es una actividad muy creativa, como el arte o como el teatro. La ciencia es una pasión".

Iñaki Sanjuán

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